martes, 21 de junio de 2011

SABIOS .........











Corrige al insolente y malvado, y solo lograrás que te insulte y ofenda.

Reprende al insolente y te ganarás su odio; corrige al sabio y te ganarás su aprecio.

Dale al sabio y se hará más sabio; enseña al hombre bueno y aumentará su saber.

El odio provoca peleas, pero el amor perdona todas las faltas.

En los labios del sabio hay sabiduría; para el imprudente, un garrotazo en la espalda.

Los sabios se reservan sus conocimientos, mas cuando los necios hablan, el peligro amenaza.

La defensa del rico es su riqueza; la ruina del pobre, su pobreza.

La bendición del Señor es riqueza que no trae dolores consigo.

El necio goza cometiendo infamias; el sabio goza con la sabiduría.

El honrar al Señor alarga la vida, pero a los malvados se les acorta.

Para los justos, el porvenir es alegre; para los malvados, ruinoso.

El orgullo acarrea deshonra; la sabiduría está con los humildes.

A los hombres rectos los guía su rectitud; a los hombres falsos los destruye su falsedad.

De nada servirán las riquezas el día del juicio, pero la justicia libra de la muerte.

Amar la disciplina es amar el saber, odiar la reprensión es ser ignorante

La sabiduría comienza por honrar al Señor; conocer al Santísimo es tener inteligencia.

Si eres sabio, tuyo será el provecho; si eres insolente, tuya será la responsabilidad.

El hijo sabio alegra a sus padres; el hijo necio los hace sufrir.

Las riquezas mal habidas no son de provecho, pero la honradez libra de la muerte.

El Señor no deja con hambre al que es bueno pero impide al malvado calmar su apetito.

La recompensa del justo es la vida; la cosecha del malvado es el pecado.

El que atiende la corrección va camino a la vida; el que la desatiende, va camino a la perdición.

Lo que más teme el malvado, eso le sucede, pero al justo se le cumplen sus deseos.

El Señor protege a los que hacen bien, pero destruye a los que hacen mal.

La justicia endereza el camino del justo, pero el malvado cae por su propia maldad.

La justicia libera a los hombres rectos, pero la codicia aprisiona a los traidores.

Las palabras del malvado destruyen a sus semejantes, pero la inteligencia del justo los salva.

La mujer ideal hace de su marido un rey, pero la mala esposa lo destruye por completo.

Poco trabajo, pobreza; mucho trabajo, riqueza

Sobre el hombre bueno llueven bendiciones, pero al malvado lo ahoga la violencia.

Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones; al malvado, muy pronto se le olvida.

El que es sabio acepta mandatos; el que dice necedades acaba en la ruina.

El que nada debe, nada teme; el que mal anda, mal acaba.

El que mucho habla, mucho yerra; callar a tiempo es de sabios.

Plata fina es la lengua del justo; la mente del malo no vale nada.

Los labios del justo instruyen a muchos, pero el necio muere por su imprudencia.

Pasa el huracán y el malvado desaparece, pero el justo permanece para siempre.

De los labios del justo brota sabiduría, pero al perverso le cortarán la lengua.

Cuando los justos prosperan, la ciudad se alegra; cuando los malvados mueren, salta de alegría.

Con la bendición de los justos se construye una ciudad, pero las palabras de los malvados la destruyen.

El imprudente habla mal de su amigo; el prudente guarda silencio.







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